La jornada laboral de 4 días lleva tiempo rondando las conversaciones sobre el futuro del trabajo. Pero lo que antes parecía una idea futurista —casi revolucionaria— empieza a consolidarse como una posibilidad real en muchos sectores y países. En Reino Unido, más de 60 empresas participaron en un experimento masivo que resultó en aumentos de productividad, mejoras significativas en el bienestar de los empleados y una fuerte intención de mantener el modelo a largo plazo. España, Alemania y Portugal están desarrollando programas piloto similares.
Pero detrás del atractivo titular de “trabajar un día menos” hay una realidad mucho más compleja y estratégica. ¿Qué significa, en la práctica, reducir la jornada sin reducir el impacto? ¿Cómo se adapta una organización a este cambio sin desbordar a sus equipos ni perder eficiencia?
Aquí es donde RRHH tiene un papel crucial, y también donde conceptos como automatización inteligente se convierten en aliados fundamentales.
¿Qué implica implementar la jornada laboral de 4 días?
Pasar a una jornada de 4 días no es cuestión solo de ajustar calendarios. Es un ejercicio profundo de rediseño organizativo: qué tareas son esenciales, cómo se mide el valor, qué herramientas usamos para colaborar, cómo se alinean los equipos, cómo se escucha activamente al talento y cómo se cultiva una cultura saludable.
Para liderar este proceso, RRHH necesita más que intuición: necesita visión, datos y tiempo para tomar decisiones con cabeza y corazón. Automatizar lo operativo es una manera de recuperar ese tiempo, de despejar el camino para enfocarse en lo estratégico.
¿Podemos reducir la jornada y al mismo tiempo mejorar los resultados? La respuesta es sí, pero no será por arte de magia. Será gracias a una combinación de diseño inteligente, cultura adaptativa y herramientas que trabajen para las personas, no en contra de ellas.
Para profundizar sobre el experimento de la jornada laboral de 4 días en Reino Unido, visita: 4 Day Week Global

El mito de que automatizar es deshumanizar
Existe cierta resistencia —comprensible, pero ya anticuada— a la palabra “automatización”. Durante años se ha asociado con reemplazo de personas, pérdida de control o gestión fría de procesos. Pero en el ámbito de los Recursos Humanos, la automatización bien implementada tiene un propósito muy distinto: dar más espacio a lo verdaderamente humano.
Tomemos como ejemplo la generación de informes: clima laboral, desempeño, feedback, rotación, niveles de engagement… Son datos clave que permiten tomar decisiones estratégicas, pero que tradicionalmente han requerido mucho tiempo, recursos y esfuerzo operativo para ser recopilados y analizados.
Automatizar ese proceso no significa ignorar los datos, sino tenerlos disponibles de forma más ágil, confiable y actualizada. Significa poder detectar patrones sin perder tiempo elaborando hojas de cálculo manuales. Significa que el tiempo que antes se dedicaba a “hacer el informe” se puede usar en leerlo con calma, interpretarlo con profundidad y actuar con más humanidad.
Sobre automatización en Recursos Humanos y su impacto, este informe es muy útil: McKinsey – Automation and the future of work
La paradoja del tiempo: menos días, más foco
Uno de los aprendizajes más valiosos de la pandemia fue que presencia no es sinónimo de productividad. La jornada laboral de 4 días se apoya justamente en esa idea: trabajar menos horas no significa rendir menos, sino hacerlo con más foco, menos interrupciones y procesos mejor diseñados.
Esto implica dejar atrás modelos basados en la supervisión constante y apostar por culturas de confianza, responsabilidad y autonomía. En ese nuevo modelo, RRHH no es solo un área administrativa o de soporte, sino un actor estratégico que facilita el cambio y da herramientas para que las personas trabajen mejor, no más.
Y en ese contexto, los datos dejan de ser un lujo o una tarea burocrática, y se vuelven esenciales. Pero no cualquier dato: datos que lleguen a tiempo, que no cuesten horas de trabajo conseguir y que sirvan realmente para tomar decisiones humanas. Ahí es donde entra la automatización con un enfoque positivo, útil y centrado en las personas.

La jornada laboral de 4 días y su impacto en RRHH
La jornada de 4 días es una oportunidad para transformar no solo el calendario laboral, sino también la manera en que concebimos el trabajo. Y en ese viaje, la tecnología no es el fin, sino el medio: una forma de hacer más con menos esfuerzo, de escuchar mejor, de anticiparnos, de cuidar sin agobiar.
Porque cuando RRHH automatiza lo repetitivo, gana tiempo para hacer lo más importante: conectar, acompañar, entender y liderar.
Quizá el futuro del trabajo no dependa tanto de los días que pasamos en la oficina, sino de cómo usamos ese tiempo —y de qué tan preparados estamos para aprovecharlo al máximo.